1/11/17

Las muertes por el abuso de los analgésicos se triplican en una década, según los CDC [1-11-17]

 
Las muertes por el abuso de los analgésicos se triplican en una década, según los CDC

Las muertes por el abuso de los analgésicos se triplican en una década, según los CDC

Casi dos tercios de las muertes por sobredosis se deben a analgésicos opiáceos, señala la agencia

El número de muertes por sobredosis de analgésicos recetados se ha triplicado en una década, llegando a un máximo de 36,000 fallecimientos en 2008, informaron el martes las autoridades de salud de EE. UU.

"La noticia desafortunada y chocante es que estamos en medio de una epidemia de sobredosis de medicamentos recetados en el país", lamentó durante una conferencia de prensa al mediodía el Dr. Thomas R. Frieden, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Desde 1999, ha habido aumentos significativos no solo en las tasas de muerte por sobredosis, sino también en la venta de analgésicos recetados como OxyContin, Vicodin y metadona, y en la admisión para el tratamiento por el abuso de esos fármacos, según los CDC.

"Ahora más gente muere por los narcóticos recetados que por la heroína y la cocaína en conjunto", dijo Frieden.

En 1999, hubo 4,000 muertes relacionadas con analgésicos, pero para 2008, ese número había aumentado por un factor de tres, alcanzando las 15,000 muertes.

Para 2010, doce millones de estadounidenses afirmaban estar usando analgésicos opiáceos sin una receta. En 2009, casi 500,000 visitas a salas de emergencias se debieron al abuso de esos analgésicos. Esto cuesta a las compañías de seguro hasta 72 mil millones de dólares al año en costos directos, según el informe de los CDC, titulado Informe de señales vitales: Sobredosis de analgésicos recetados en EE. UU.

Según el informe, más hombres que mujeres mueren de sobredosis de analgésicos recetados, y las tasas de sobredosis son más altas entre los adultos de mediana edad. Además, las personas que viven en áreas rurales son el doble de propensas a tener una sobredosis de analgésicos opiáceos que las que viven en ciudades, señaló el informe.

Entre los grupos étnicos, las tasas más altas de sobredosis se dan entre los blancos y los nativos americanos o los nativos de Alaska. Se calcula que uno de cada diez nativos americanos y de Alaska abusa de los analgésicos opiáceos, en comparación con uno de cada veinte blancos y uno de cada treinta negros, según el informe.

Parte del ímpetu de la epidemia se debe a un aumento en el número de recetas que se emiten, comentó Frieden. "Se recetan suficientes narcóticos para dar a cada adulto de EE. UU. existencias para un mes de los fármacos", advirtió. "Esto es culpa de unos cuantos médicos irresponsables. La carga de los peligrosos fármacos está siendo creada más por unos cuantos médicos irresponsables que por unos camellos en las esquinas".

Gran parte de la responsabilidad de detener la epidemia yace con los estados y la regulación de fármacos recetados, apuntó Frieden. "Las políticas estatales pueden crear una inmensa diferencia al permitir o controlar la continuación de esta epidemia", planteó.

Parte del problema es que hay más fármacos de estos disponibles. Entre 1999 y 2010, la cantidad de analgésicos opiáceos vendidos a farmacias, hospitales y médicos se multiplicó por cuatro, según el informe.

Además, los estados reportan problemas con médicos irresponsables que recetan grandes cantidades de analgésicos a personas que no los necesitan. Las personas también obtienen recetas yendo de médico en médico.

La epidemia también varía entre los estados. En 2008 y 2009, el abuso de analgésicos recetados varió de una de cada doce personas en Oklahoma a una de cada treinta en Nebraska, hallaron los CDC.

"El objetivo de los analgésicos recetados es ayudar a las personas que sufren de dolor", apuntó Frieden. "Pero son altamente adictivos. El alivio del dolor es un derecho, y las personas con dolor crónico, como las que sufren de cáncer y que no pueden aliviarse de otras formas, pueden beneficiarse enormemente de una analgesia eficaz", aseguró.

Frieden aseguró que se pueden tomar varias medidas para combatir el problema. En primer lugar, los estados deben monitorizar quién receta estos fármacos, y a quién, e identificar a los médicos y pacientes que obtienen recetas para usos no médicos.

Los estados también deben tomar medidas contra los abusadores, enfatizó Frieden. Una forme es limitar a los pacientes con problemas conocidos con las drogas a un solo médico para las recetas, y a una sola farmacia para surtirlas.

Los estados también deben detener a los médicos que recetan en grandes cantidades, y a los pacientes que van de un médico a otro, señaló Frieden. Los médicos pueden perder la licencia por los abusos en las recetas, advirtió.

El Dr. Jeffrey N. Bernstein, director médico del Centro de Información sobre Intoxicación y Envenenamiento de Florida en la Universidad de Miami, dijo que "la muerte por intoxicación se ha convertido en la principal causa de muerte no intencional, sobrepasando a los accidentes de coche. Un gran porcentaje de esas muertes tienen que ver con analgésicos opiáceos".

Un motivo de que estos medicamentos se hayan vuelto tan populares es que obtenerlos es relativamente fácil, dijo Bernstein. "Es mucho más fácil ir a un médico y obtener una receta, o comprar la receta de otra persona, o robar el botiquín de alguien, que ir a uno de los vecindarios malos y arriesgarse con un camello, que en cierto modo es también arriesgar la vida", apuntó.

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